Gracias al progreso de la ciencia médica, en el siglo XX la esperanza de vida aumentó diaz años con respecto al siglo anterior, debido a lo cual se incrementaron tanto la tasa de envejecimiento individual como la de la población.El envejecimiento es un proceso de deterioro fisiológico, progresivo e irreversible, que nos acerca cada vez más a la muerte. La edad se manifiesta no sólo en nuestros cuerpos, sino tamibién en el cambio de decisiones, gustos y actitudes que hasta antes de este ciclo habíamos expresado. La manera en la que nos adaptamos al envejecimiento y a las enfermedades que éste conlleva marca la diferencia entre aceptar la vejez y vivirla planamente - sin privarse de nada y sin lamentarse por lo que no se hizo en la juventud - o rechazarla porque nos impide seguir realizando ciertas actividades.Las personas que han cifrado sus valores en la belleza física y la apariencia corporal, tienen más dificultad para admitir la vejez, mientras que aquellos que la asume como una meta de vida, que impone cambios y adaptaciones, experimentan un mejor proceso de senilidad debido a su actitud positiva.En este libro se estudia el proceso de senectud del ser humano entre 45 y 65 años, y cómo se vive dicho periodo en los aspectos personal, familiar, profesional y social, a fin de que el lector comprenda claramente esta etapa de la vida, la dinamica de crisis-desarrollo que nos presenta, y sea capaz de inferir si tal fase es crítica o, por el contrario, de grandes retos mediante los cuales el individuo puede continuar su desarrollo.La vejez es el tiempo de consolidación de la persona, es una época que confronta porque en ella se exhiben cambios fundamentales como el desprendimiento de varios elementos que conforman nuestra vida; la jubilación del trabajo, el alejamiento de los hijos, la separación o muerte del cónyuge, la muerte de los padres y, sobre todo, la pérdida de las habilidades con que nos dotaba la juventud.El objetivo de la autora es que las personas se preparen desde la juventud y la edad adulta para encarar con sus propios recursos las crisis que se presentan en esta lapso, no sólo para vivir un proceso de envejecimiento feliz, sino para continuar superándose y enfrentar su tercera edad en forma óptima