Una pandemia con repercusiones globales, el incremento constante de violencias criminales-estatales en algunas latitudes, y el desvanecimiento de una buena parte de las certezas en la vida social, entre otras cosas, han cambiado recientemente las relaciones entre la vida y la muerte. Las probabilidades de morir se han vuelto cercanas para muchos; y, además, la muerte ha tomado modalidades específicas: a veces es incierta, pero altamente probable -como ocurre con la desaparición forzada-; a veces es una muerte en soledad, sin la compañía de los cercanos -como ocurre con las muertes por Covid. En este sentido, se ha transitado de una muerte a secas a una muerte a solas. En otro aspecto, se ha pasado también de la banalidad del mal a la banalidad de la muerte -lo cual es más palpable en las muertes violentas. ¿Cómo se puede hacer una vida vivible en estas condiciones? ¿Cómo tejer relaciones cercanas con otros cuando la distancia se ha convertido en una norma social? ¿Cómo y de qué formas es posible realizar un duelo cuando alguien cercano ha muerto?