Justa deportiva, ejercicio guerrero y ceremonia ritual, el juego de pelota constituye una de las manifestaciones a la vez más extrañas y fascinantes de la vida prehispánica. De su interés etnográfico de cuenta la copiosa labor de investigación que ha motivado ente los estudiosos nacionales y extranjeros. Practicando, con diversas modalidades, en casi todas las regiones de Mesoamérica, sus orÍgenes se remontan a más de un milenio a. de C., y de sus raÍces mÍtico-religiosas dan fe el Popol Vuh y numerosas narraciones tradicionales. Podemos rastrear el variado y complejo simbolismo del juego de pelota en las deidades que lo patrocinaban y presidÍan, en la singular indumentaria utilizada por los jugadores combatientes,, en los ritos que preparaban y consumaban su celebración, en la cuidadosa distribución de los espacios arquitectónicos, en las sugestivas representaciones de bajorrelieve y códices.Lo singular y sorprendente, para nosotros, es que el juego estaba ligado con los combates bélicos y los sacrificios humanos, pero sin que jamás perdiera el sentido de exhibición lúdico-deportiva y de festiva diversión social.La primera parte de la obra, elaborada por Lilian Scheffer y Regina Reynoso, se refiere a la época prehispánica. La segunda parte, dedicada a las supervivencias actuales del juego de pelota, responde a un amplio y minucioso trabajo de campo realizado por VÍctor Inzúa.