Los adelantos tecnológicos han acortado las distancias sustancialmente, la información fluye en tiempo real y demanda la plena competencia de una lengua extranjera, herramienta fundamental que nos permite interactuar con mayor sinergia y entender de modo cabal los procesos globales de interculturalidad y de integración comercial que, evidentemente, nos atañen. El idioma inglés se ha convertido desde finales del siglo XIX, durante todo el XX, y lo que va del XXI, en el principal mecanismo de comunicación en el mundo. Se estima que ocupa el tercer lugar en número de habitantes que lo hablan como lengua materna. En Latinoamérica, concretamente en México, las Instituciones de Educación Superior están inmersas y comprometidas en este paso cardinal que significa la enseñanza de lenguas extranjeras. Estas instituciones, en general, se reconocen solidarias para solventar esta inquietud y se saben capaces de solucionar este reto, desarrollando prácticas que posibiliten la investigación y la puesta en funcionamiento de programas para satisfacer este inaplazable compromiso social: acortar cada vez más la brecha para que las generaciones futuras posean las habilidades suficientes para ser (al menos) bilingües o trilingües.