Es muy conocida aquella respuesta de Gabo de por qué escribía. Esta antología de relatos del Colectivo Artístico Burrafalos responde también a ese poder aglutinante y revolucionador de la amistad. Uno escribe para tener un puente hacia el otro, para estrechar un lazo de reconocimiento y afecto hacia el otro, para estrechar un lazo de reconocimiento y afecto hacia él, en un intento también de entenderlo desde dentro. Esa premisa es muy evidente es esta serie de cuentos de una tribu de amigos que cada semana se reúne alrededor de la fogata de la imaginación. Está dividida en tres lados: A, B y el último que rompe con los dos que tienen normalmente los viejos álbumes y casetes. Y esto es porque precisamente el tercer lado, el C, es la dimensión invisible que nos rodea, la que enlaza y hace posible el mundo y su unidad, el cascaron que completa las cosas. En ella están los cuentos de los integrantes del colectivo que supuestamente ya no están en este mundo, pero que, en una prueba irrefutable de su permanencia y de que la amistad es intemporal y de que la imaginación se fabrica con el ejercicio constante de disciplinas invisibles y eternas, termina dando forma al volumen y a la vida misma. “A ocho tintas” fue escrito este libro, a 8 que puede ser el símbolo del infinito. Así que pasen y vean todos los mundos que pueden forjar la amistad y la imaginación.